No es poca cosa el desafío de encarar los retos del desarrollo en este siglo vertiginoso en novedades tecnológicas. No bastarán las recetas educativas de antaño. Vivir con dignidad en 2030 significará también ponernos a tono con ese nuevo entorno de sueños colectivos llevados a la realidad por la fuerza de las innovaciones, algo que solo será posible en democracia y libertad, en un país abierto al mundo.
http://www.noticierodigital.com/2016/02/velorios-armados-paralizan-barrios-enteros-en-venezuela/
Opinión / jueves 6 de diciembre de 2018
http://talcualdigital.com/index.php/2018/12/06/el-reto-de-vivir-con-dignidad-por-gioconda-cunto-de-san-blas/
AL COMPÁS DE LA CIENCIA
GIOCONDA CUNTO DE SAN BLAS
EL RETO DE VIVIR CON DIGNIDAD
Faltan
apenas 12 años para llegar a la fecha marcada por las Naciones Unidas como
plazo para cumplir con la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, que
incluye un conjunto de 17 objetivos y 169 metas para poner fin a la pobreza,
luchar contra la desigualdad y la injusticia y hacer frente al cambio
climático. Todos ellos giran alrededor del desarrollo sostenible, la gobernabilidad
democrática, la consolidación de la paz y la resiliencia ante el clima y los
desastres naturales. No son muchos años, apenas una docena, para intentar
montarnos en el carro del progreso, luego de dos décadas de retroceso brutal en
todos los parámetros vitales que marcan a una sociedad en desarrollo.
Ante
esta realidad, la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) se propuso el
"Programa Reto País", a plantearse en los espacios populares, grupos
comunitarios y organizaciones de todo tipo,para fortalecer las capacidades de
la ciudadanía y motorizar un nuevo pacto social entre los venezolanos. Un
propósito capaz de levantarnos de la postración actual, invitándonos a
recuperar sueños colectivos a través de la construcción de un horizonte
compartido de país, movilizados en torno al futuro que deseamos y avizoramos como
posible.
"Queremos una comunidad unida, responsable de
sus acciones, con sentido de pertenencia que en conjunto se comprometa con las
necesidades de los habitantes, donde reine la justicia".Fue esta una
expresión que con múltiples variantes se pronunciaron en 119 ejercicios
prospectivos en 11 estados y la capital, para soñar la Venezuela de 2030, cuyos
resultados fueron recogidos en el libro que lleva por título el que he tomado
prestado para esta nota.
Un
hallazgo principal, según los coordinadores del proyecto, es que la esperanza
no ha muerto en Venezuela; hay un país subterráneo que no se cansa de luchar, "que
sin estar en las primeras páginas de los medios impresos o en las primeras
noticias de los portales digitales, continúa trabajando con entusiasmo y
convicción por una Venezuela distinta, [...] una esperanza que germina en
condiciones de cautiverio, que no es acallada por la rudeza de la fuerza
avasallante del dolor y la muerte". Y que puede resumirse en cuatro
objetivos principales, de los muchos que conforman los Objetivos del Desarrollo
Sostenible 2030: hambre cero; salud y bienestar; educación de calidad; paz,
justicia e instituciones sólidas.
Complementan
el libro varios capítulos escritos por especialistas con la mirada puesta en
2030, sobre economía, alimentación y
nutrición, escenarios de salud, educación, institucionalidad democrática y
ciudadanía, seguridad ciudadana y convivencia social, ciudades sostenibles.
Algo de lamentar es que dentro de los escenarios, salvo alguna referencia tangencial,
no fueron visualizadas la ciencia, la tecnología y la innovación como disciplinas
indispensables en la educación de las nuevas generaciones y como motores del
desarrollo nacional y del progreso.
La
sociedad del siglo XXI es la sociedad del conocimiento y en ese sentido,
Venezuela está lejos de acercarse a la de países más desarrollados, cualquiera
sea el parámetro utilizado. Por el contrario, hemos retrocedido notablemente en
los últimos veinte años. Cerrar esa brecha requiere, entre otros factores, formar
las nuevas generaciones de ciudadanos con una educación de calidad y a la altura
de los desafíos del siglo XXI, recogidos en la cuarta revolución industrial,
combinando múltiples tecnologías (inteligencia artificial, bioingeniería, entre
otras) que al influir sobre la gobernanza, conducen a cambios de envergadura en
economía, negocios, salud, sociedad, y en lo individual.
No
es poca cosa el desafío de encarar los retos del desarrollo en este siglo
vertiginoso en novedades tecnológicas. No bastarán las recetas educativas de
antaño. Vivir con dignidad en 2030 significará también ponernos a tono con ese
nuevo entorno de sueños colectivos llevados a la realidad por la fuerza de las
innovaciones, algo que solo será posible en democracia y libertad, en un país abierto
al mundo.
TUITEANDO
VOTAR:
Este domingo 9 de diciembre iremos nuevamente a las mesas electorales a votar
por nuestros candidatos a concejales. Al respecto, el silencio del CNE tiene
como fin desestimular el voto, sobre todo el opositor, para arrasar con la
mayoría de los cargos sin mover un dedo. En mi municipio hemos probado una y
mil veces que al sufragar y defender el voto en las mesas electorales, no han
arrebatado el triunfo a los candidatos demócratas, ni han podido ejecutar
maniobras truculentas de adversarios dispuestos a cometerlas. No votar es perder por forfeit, abandonar el campo sin lucharlo. Como
ciudadanos y vecinos nos merecemos algo mejor que eso.
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