En ambos momentos históricos, los estudiantes supieron actuar en unidad, dejando de lado sus particulares visiones [...]. Allí hay una lección de generosidad, entrega y claridad de objetivos que los estudiantes ofrecen a quienes quieran ser vistos hoy como líderes de una transición hacia la democracia.
Opinión / jueves 22 de noviembre de 2018
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AL COMPÁS DE LA CIENCIA
GIOCONDA CUNTO DE SAN BLAS
21 DE NOVIEMBRE, DÍA DEL ESTUDIANTE UNIVERSITARIO
1957
fue un año decisivo en Venezuela para la caída de la dictadura de Marcos Pérez
Jiménez. De acuerdo con la constitución de 1953, ese año debía darse el proceso
electoral presidencial. Desde el
exilio, Rómulo Betancourt, en nombre de Acción Democrática, señalaba que "la oposición no está planeando
atentados, ni insurrecciones sino [...]
elecciones libres"; el Comité Central del Partido Comunista luchaba porque
"la sucesión presidencial se resuelva […] mediante la convocatoria a
elecciones con el voto directo, universal y secreto para todos los venezolanos
aptos para votar"; Unión Republicana Democrática, por boca de Jóvito
Villalba, también era partidaria de utilizar el mecanismo electoral para el
restablecimiento de la democracia en Venezuela.
Una
disposición democrática (art. 104) que se le había colado al régimen al
redactar la constitución de 1953, permitía a la oposición la alternativa de
organizarse para enfrentar al régimen en el terreno electoral. Dictadura al
fin, eso no ocurriría. El 4 de noviembre de 1957 el dictador llevó al
obsecuente congreso nacional un proyecto de Ley de Elecciones que contemplaba
la realización de un plebiscito con el propósito de “...determinar si se está
de acuerdo con las ejecutorias del régimen y por consiguiente, si se considera
que la persona que ha ejercido la Presidencia de la República en este período,
debe ser reelegida”, con lo cual se excluía a los partidos políticos de
cualquier participación en la consulta a realizarse el 15 de diciembre.
Con la
conducción de la clandestina Junta Patriótica, estas pretensiones fueron
enfrentadas por estudiantes de los liceos Fermín
Toro, Aplicación, Juan Vicente González, Andrés Bello, Luis Razetti, Caracas y
la escuela Miguel Antonio Caro a quienes se sumaron el 21 de noviembre las
Universidades Central de Venezuela y Católica Andrés Bello con una huelga que,
extendida a otras universidades, fue reprimida brutalmente por las fuerzas del
régimen. Entre los principales organizadores hubo estudiantes que luego serían
actores del acontecer nacional desde toldas políticas contrapuestas: Antonio José Urbina, Hilarión Cardozo, Ramón Espinoza, Héctor
Rodríguez Bauza, Julio Escalona, Héctor Pérez Marcano…
La
censura, la represión, el presidio de estudiantes universitarios, el cierre de
universidades y liceos arreciaron en esas semanas anteriores al plebiscito.
Pero ya el destino del régimen había sido sellado. Con un resultado fraguado
por el dócil consejo electoral de la época, las protestas continuaron y al
final, todo desembocó en la caída de la dictadura el 23 de enero siguiente.
Desde entonces, el 21 de noviembre se celebra en Venezuela el Día del
Estudiante Universitario, en recuerdo de aquella gesta libertaria.
Hoy, 61 años más tarde,
otra gesta estudiantil nos llama a la reflexión. El pasado 14 de noviembre los
jóvenes de la Universidad de Carabobo (UC) fueron a una elección de sus cuerpos
deliberantes, más de 90 cargos
para gobierno y cogobierno. Ni la muerte en circunstancias extrañas del líder
estudiantil y candidato al Consejo de la Facultad de Ciencias de la Educación
de la UC, Celis Blanco, nila prisión arbitraria en días precedentes de Iván
Uzcátegui, presidente para el momento de la Federación de Centros
Universitarios (FCU) de la UC, ni las bombas lacrimógenas o los intentos de
sabotaje por bandas delincuenciales en el campus universitario durante el acto
comicial, desmotivaron la participación estudiantil que, por el contrario, fue
marcada por el entusiasmo de la Alianza 23, un conjunto de más de 25
agrupaciones que pasando por encima de sus diferencias, encontraron el factor
común de unidad que los conduciría a una victoria avasallante, representada por
Marlon Díaz en la presidencia de la FCU-UC.
En ambos momentos históricos, los estudiantes supieron actuar en unidad,
dejando de lado sus particulares visiones. En 1957, los líderes políticos
perseguidos, en la cárcel o en el exilio, también estuvieron a la altura de las
circunstancias unitarias y electorales del momento, a pesar de la dictadura. No
así en 2018. Allí hay una lección de generosidad, entrega y claridad de
objetivos que los estudiantes ofrecen a quienes quieran ser vistos hoy como
líderes de una transición hacia la democracia.
TUITEANDO
Casi en tono clandestino, como quien no quiere la
cosa, el CNE nos convoca una vez más a elecciones, ahora para elegir a los
concejales que formarán los nuevos cabildos. Ese silencio tiene como fin
desestimular el voto y arrasar con la mayoría de los cargos sin mover un dedo.
Siendo así, aunque solo sea por no darles el gusto, los vecinos debemos ir a
votar y defender nuestra decisión.En esas condiciones, en mi municipio nunca han
podido cambiar la voluntad ciudadana. Y
así podría ser en los 334 municipios restantes, para quelos comicios representen
ese 85% de rechazo al régimen que está allí en espera de ser refrendado con tu
voto y el mío.
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