Tal Cual
Política / Jueves 9 de agosto de 2012 / p.8
AL COMPÁS DE LA CIENCIA
GIOCONDA SAN BLAS
CIENCIA, COMO EL AVE FÉNIX EN 2013
Por décadas, la comunidad
científica expresó su anhelo de interactuar con otros sectores de la sociedad,
por medio de un ministerio de ciencia, tecnología e innovación (CTI) capaz de
establecer políticas públicas en la materia.
Ambas banderas fueron izadas por
el actual gobierno, al crear el MCTI en 1999 y aprobar la Ley LOCTI en 2001. Con
ellas animó el sistema de CTI en alianzas intersectoriales, con proyectos de interés nacional.
Pero “poco dura la dicha en la casa del
pobre”. La inconsulta reforma legal de 2010 cerró la potestad de interacción directa
entre los sectores académico y productivo al centralizar los impuestos LOCTI (unos
mil millones de dólares anuales), ahora sujetos al manejo discrecional del
régimen.
Invertimos 2,6% del PIB en CTI (palabra de
ministro), pero el colapso del sistema es evidente. Países vecinos invierten
menos de la mitad de esa suma en CTI (0,4-1% PIB), su productividad científica
es 3 a 6 veces mayor, y más que nos duplican en patentes e índices de
crecimiento y bienestar social.
A este estropicio se suma el acoso a
universidades y centros de investigación, para convertirlos en focos de
“formación para el trabajo liberador… propiciando el cambio del modelo
productivo… para la formación técnica e ideológica de cuadros de relevo”, según
el programa pseudo-socialista del presidente candidato.
En plan de humillar con un torniquete financiero,
a las universidades autónomas se les otorgan apenas Bs. 500 por estudiante y salarios
de hambre para sus profesores (un instructor con postgrado gana Bs. 400 más
que el salario mínimo), a lo que se suma el cerco normativo anticonstitucional del
TSJ. No extraña, pues, la renuncia de más de 600 profesores, la falta de
aspirantes a concursos de ingreso y el freno a la investigación en CTI.
En
el programa de Henrique Capriles leemos propuestas concretas para enfrentar
tales problemas. Entre ellas, rescatar a las universidades y centros de
investigación a través de la reforma de la LOCTI, planes regionales descentralizados
de CTI, formar el capital humano científico-técnico necesario en interacción
con los países avanzados, aprovechar la experiencia de venezolanos en el
exterior, formular un plan de remuneraciones justas para docentes e
investigadores.
También
se contempla crear programas ágiles para financiar a emprendedores e
innovadores con empresas de base tecnológica, estableciendo mecanismos de
captación y uso de capitales de riesgo, clusters, cadenas productivas y desarrollo
de zonas especiales de inversión en áreas estratégicas: petroquímica,
farmacéutica, infraestructura, comunicaciones. Es decir, vincular a la academia
con su entorno económico y social.
Son
éstos algunos trazos de un proyecto que aspira a una Venezuela de progreso, que
aunque sea con 13 años de retraso nos inserte en el siglo XXI.
También en www.analitica.com/va/sociedad/articulos/3233165.asp
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