Escuchar arengas sobre «la lucha femenina para el desarrollo de los pueblos» en boca de quienes mantienen a sangre y fuego una sociedad medieval para las mujeres (la mitad de la población), al tiempo que pasan como sociedad avanzada en ciencia y tecnología, es una contradicción que debe sublevar a los venezolanos de esta época, hombres y mujeres por igual.
https://es.irna.ir/news/85001748/Esposa-del-presidente-Raisi-Se-establecer%C3%A1-la-Uni%C3%B3n-MundialOpinión / jueves 15 de junio de 2023
GIOCONDA CUNTO DE SAN BLAS
MUJERES VELADAS
https://talcualdigital.com/mujeres-veladas-por-gioconda-cunto-de-san-blas/
Hace pocos días, el
presidente de Irán Ebrahim Raisi anduvo de paseo por estas tierras caribeñas,
en visita oficial a Venezuela, Nicaragua y Cuba, ese trío impresentable de regímenes
con los cuales el gobierno iraní siente la afinidad que nace de la visión
compartida sobre violaciones sistemáticas de derechos humanos contra sus
respectivas poblaciones.
¿A qué vino ese
personaje por estos lares? Para Enrique
Sáenz, economista nicaragüense, «cualquiera sabe que la intención de Irán
es establecer cabezas de playa en
América Latina. Necesita bases que le sirvan de apoyo en sus
disputas con Estados Unidos. Y es evidente que Ortega y sus compinches de
Venezuela y Cuba se prestan gustosos a jugar ese papel. Así que está claro que
buscarán cómo proyectar la imagen de una alianza estratégica revestida con los
consabidos discursos antiimperialistas y antioccidentales».
En esta visita
tropical, el clérigo ultraconservador viene acompañado de su esposa, Jamileh-Sadat
Alamolhod, debidamente enfundada en ropa negra de la cabeza a los pies, salvo
una vista parcial de su rostro, una vestimenta que a mí se me antoja símbolo
máximo de la posesión machista y sujeción de la mujer como objeto.
El caso es que la
señora Raizi recibió un doctorado
en filosofía de la educación de la Universidad Tarbiat
Modares en 2001, es profesora asociada de la Facultad de Ciencias de la
Universidad Shahid Beheshti, directora del Instituto de Investigación de
Estudios Básicos en Ciencia y Tecnología de la Universidad Shahid Beheshti y
titular de la Comisión de Educación del Consejo de la Revolución Cultural. Respaldada
con esas credenciales y con otra, la más importante: esposa del jefe máximo,
ella anda en un peregrinar hacia la construcción de la «Unión Mundial de
Mujeres Influyentes» que en nuestro patio se tradujo en un furtivo y sectario «Encuentro
de Mujeres Intelectuales e Influyentes» encabezado por ella y la «Primera
Combatiente».
Una de
las señoras presentes, sobrecogida de fervor revolucionario, manifestó más
tarde que «el “Encuentro” con la primera dama de la República Islámica de Irán en
Caracas, nos permitió interactuar acerca de la importancia de la lucha femenina
para el desarrollo de los pueblos del mundo». Y en fervorosa comunión, visitaron
el Cuartel de la Montaña 4F «donde
rendimos homenaje al Comandante Hugo Chávez, cuyo carácter feminista impulsó la
participación de la mujer en todos los ámbitos». ¡Vaya, pues!
Nadie
hizo preguntas molestas a la señora doctora. Por ejemplo ¿sabía
Ud. que más de 13.000
niñas de más de 100 escuelas de Irán han estado hospitalizadas (algunas
fallecidas) por intoxicación con gases esparcidos por quienes no las quieren
instruidas sino ignorantes y sometidas, sin que el Estado haya movido un dedo
para investigar estos graves sucesos? ¿Sabía Ud. que las mujeres iraníes están
siendo sometidas a cárceles y torturas por el mero hecho de que el velo deje a
la vista sus cabellos? ¿Supo Ud. que por
esa razón la joven Mahsa Amini falleció torturada en una cárcel de la «policía de la moral» iraní y que
muchos más murieron o fueron encarcelados por protestar ese crimen de estado?
Escuchar arengas sobre «la
lucha femenina para el desarrollo de los pueblos» en boca de quienes mantienen
a sangre y fuego una sociedad medieval para las mujeres (la mitad de la
población), al tiempo que pasan como sociedad avanzada en ciencia y tecnología,
es una contradicción que debe sublevar a los venezolanos de esta época, hombres
y mujeres por igual.
Dudo que ninguna de las
mujeres venezolanas que hace muy pocos días se reunieron para aplaudir como
marionetas a estos figurones (que no modelos femeninos ni feministas, por mucho
que prediquen), quieran alguna vez vivir en un país como Irán, donde su
condición de mujeres las haría víctimas de una cultura misógina, que nosotras,
mujeres venezolanas herederas y beneficiarias de las luchas de nuestras abuelas
y madres en el siglo pasado en pro de la igualdad de género, nunca
toleraríamos. Entre ellas recordemos
a Mercedes Fermín, Panchita Soublette, María
Teresa Castillo, Argelia Laya, Ana Luisa Llovera, Elia Borges de Tapia (madre
de mi colega y amigo Félix Tapia). Y más adelante, Sonia Sgambatti, Mercedes
Pulido de Briceño, Evangelina García Prince, por citar unas pocas.
Nuestra
lista es larga: académicas, profesoras universitarias, empresarias,
profesionales diversas, son testimonios vivientes de lo mucho que puede avanzar
una sociedad si las mujeres en sus cabezas portan ideas para hacerlas brillar y
no burkas para enclaustrarlas.
Vienen a mi mente unas palabras de la dirigente social catalana Pilar Rahola: «No puedo ignorar el dolor de la mujer
durante tantos siglos y ese machismo que corta las alas de las mujeres. Yo no
levanto la bandera del feminismo contra los hombres sino contra la injusticia».
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