De acuerdo con las recomendaciones de la Acfiman, deben además mantenerse las aulas ventiladas, limitar los aforos para garantizar el distanciamiento físico y promoverse las actividades educativas en los espacios abiertos de la escuela.
Opinión / jueves 21 de octubre de 2021
«Plan Victoria Bicentenaria» es el mote dado al regreso presencial a clases, luego de un receso forzado por la aparición del coronavirus SARS-Cov-2, agente de la Covid-19, a principios del año pasado. Un programa que «reimpulsa […] el realce de la escuela como espacio y medio para [...] la construcción del modelo socialista como principio que garantiza el bienestar de la sociedad y valoración del ser humano».
De nuevo, otro documento burocrático bellamente
presentado (todo hay que decirlo), aunque lleno de palabras vacías de contenido
y con un sesgo ideológico contrario al esperado en un documento que aspire a
responder a las necesidades educativas de un país moderno y democrático,
abierto a todas las líneas de pensamiento. Usando una vez más la neolengua
característica del régimen, el plan de regreso a clases se llena de palabras
rimbombantes, estructurado en 10 vértices para «avanzar a la mejor educación
que haya existido en Venezuela […] y convertirse en el mejor sistema educativo
del mundo». Fácil decirlo.
De los 10 vértices, destaco varios: bioseguridad; amor
para mi maestro, héroes anónimos de la pandemia; mi escuela bella; patria
potencia; escuelas para la soberanía tecnológica; la escuela en mi entorno,
semillero para la comuna; desarrollo docente, articulación con el Plan Chamba
Juvenil y la Universidad Nacional Experimental Samuel Robinson.
Diez vértices que, a la vez de sesgados
ideológicamente, se convierten en un listado de buenos deseos imposibles de
cumplir si no van respaldados por un presupuesto sólido que permita actuar en
todo lo propuesto. Desfilan en sus páginas exigencias de equipos de
bioseguridad; vacunación para todo el personal del sistema educativo;
actualización de contratación colectiva para proteger al trabajador del sistema
educativo frente a los embates de la guerra económica (este último como chiste,
ante la situación depauperada que el gremio docente sufre día a día y la
indiferencia gubernamental al respecto); atención social integral de los
maestros y maestras (salud, alimentación, vivienda, transporte, familia,
bienestar social; de nuevo, otra burla); diseño curricular orientado a
potenciar la línea pedagógica con los 16 motores de la Agenda Económica; apenas
algunos de los asuntos puestos en mesa como oferta para el reinicio de
actividades docentes presenciales.
Mientras atravesamos un nuevo pico de casos de Covid-19, varias asociaciones dedicadas
al tema educativo se han pronunciado en relación al regreso a clases. En ese
sentido, la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales (Acfiman)
publicó recientemente dos documentos complementarios, uno dedicado a aspectos epidemiológicos y otro, a aspectos educativos sobre el reinicio
de actividades docentes en aula.
En dichos documentos se explica que aunque las
condiciones óptimas para el regreso a clases en las escuelas no se lograrán en
los actuales momentos, la necesidad de no seguir posponiendo indefinidamente el
retorno a las aulas deberá imponerse, siempre bajo cánones de bioseguridad. Se
ameritaría de una enorme inversión de recursos económicos inexistentes hoy en
día, por lo que es necesario hacer una evaluación profunda y descentralizada de
las condiciones de las más de 25.000 escuelas públicas distribuidas en todo el
país, además de las más de 70 universidades.
Con modelos epidemiológicos elaborados en la Acfiman
se demuestra una vez más que la inmunización de los maestros y estudiantes es
indispensable para reducir el riesgo de contagio y las probabilidades de
infecciones en los alumnos y su traslado hacia familiares cercanos. El uso de
mascarillas, preferiblemente quirúrgicas, también es obligatoria para reducir
el riesgo de infección en espacios cerrados.
De acuerdo con las recomendaciones de la Acfiman, deben
además mantenerse las aulas ventiladas, limitar los aforos para garantizar el
distanciamiento físico y promoverse las actividades educativas en los espacios
abiertos de la escuela. En tal sentido, la asistencia intermitente de grupos de
estudiantes a las aulas podría disminuir en alguna medida la propagación de la
COVID-19, por lo que se recomienda el reinicio a clases en grupos desfasados
como medida efectiva para reducir el impacto esperado del inicio de actividades
escolares en la propagación de la COVID-19 en la población venezolana. Estas y
otras medidas se encuentran en los documentos de la Academia.
Invitamos, entonces, a leerlos. Ellos fueron escritos
con el ánimo de asesorar a docentes, padres y representantes, así como asistir
a las autoridades nacionales en el espinoso tema del regreso a clases en medio
de una pandemia que aún está activa en nuestro país. Al escribirlos, la
Academia está cumpliendo con el papel asesor establecido en su ley y
reglamentos.
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