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Opinión / jueves 11 de julio de 2019
AL COMPÁS DE LA CIENCIA
GIOCONDA CUNTO DE SAN BLAS
BACHELET, DE "PANA" A VILLANA... O AL REVÉS
Unos cuantos “opositores” ruidosos la crucificaron sin
esperar siquiera su llegada al país. Visitar Venezuela por invitación del
usurpador, reunirse con los personeros del gobierno, cargar esa filiación
socialista, eran motivos suficientes para condenar a Michelle Bachelet de
antemano, vaticinando que su informe apuntalaría al régimen.
No les importó que
su agenda también incluía reuniones con víctimas y familiares de víctimas; que
sus dos gobiernos como presidenta de Chile habían sido moderados y cuidadosos
de los derechos humanos; que como funcionaria de la ONU (un organismo que no ha
reconocido a Juan Guaidó como presidente (e) de Venezuela), su papel debía
centrarse en escuchar a todas las partes para que su informe pudiese tener
calidad probatoria.
Tampoco le dieron importancia al informe verbal que dos
meses antes ella había presentado, con base en la evaluación in situ emitida por el grupo de expertos
de la Oficina de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos
Humanos (ACNUDH), lo cual permitía pronosticar un informe similar luego de su
visita, si acaso, más abundante en detalles.
Mientras tanto, los personeros del régimen pensaban lo
opuesto. Invitar a la camarada, la “pana” Michelle Bachelet, con la pretensión
de que su visita sirviera para avalar la gestión de gobierno (¿podemos llamar
así a esta destrucción inmisericorde del país?), era una jugada con la que el
régimen pensaba limpiarse la cara como gobierno probo, presentar ante el mundo
esa imagen impoluta que requiere para cambiar la percepción internacional
negativa de la dictadura. En el colmo de la felicidad, los rostros irradiaban prematuras
sonrisas de satisfacción.
Pues bien, las alegrías de estos se convirtieron en
amargas decepciones, resumidas en 70 objeciones al informe, al
que pretenden descalificar por “omitir en su totalidad los logros y avances
alcanzados por Venezuela en materia de derechos humanos” ¡nada menos! En tanto,
las iras de los prejuiciados criticones de oficio se han disuelto en un muro de
silencio, porque salvo honrosas excepciones, no han tenido la gallardía de reconocer
su error de juicio.
Así las cosas, el informe de la ACNUDH,
signado por Michelle Bachelet y dado a conocer el pasado 4 de julio de 2019, es
un apretado compendio de 83 párrafos, cada uno de ellos digno de análisis
individual por la cantidad de cifras que dan cuerpo y sustancia a las
denuncias. Por allí desfilan las violaciones a los derechos económicos y
sociales, alimentación, salud; violaciones de los derechos civiles y políticos,
la hegemonía comunicacional, la erosión del estado de derecho, el
desmantelamiento de las instituciones democráticas, de todo lo cual somos
testigos y víctimas los habitantes de este sufrido país.
Ni qué decir de la triste imagen en que quedan el Fiscal
General (el poeta), el Defensor del Pueblo (¿alguien sabe quién es?) y el
sistema de justicia, como instituciones responsables de la protección de los
derechos humanos. Al primero se le acusa de participar de una retórica pública
de estigmatización de la oposición, violando el principio de presunción de
inocencia. En cuanto al segundo, se le reclama su silencio ante la reiterada
violación de los derechos humanos por parte de las instituciones del Estado.
La criminalización de la oposición es un tema recurrente
en el informe, detenciones arbitrarias, torturas, malos tratos, al punto de que
entre las múltiples recomendaciones finales se solicita la disolución de las
FAES (a quienes las víctimas llaman y así lo expone el informe, “escuadrón de
la muerte” y “grupo de exterminio”) y la creación de un mecanismo con apoyo de
la comunidad internacional para investigar las ejecuciones extrajudiciales que
tan solo en los primeros 6 meses de 2019 suman 2.124 muertes (7.523 en 2018).
Declaraciones ulteriores de Bachelet confirman
su comprensión de nuestros problemas: “Este informe no trata de política,
geopolítica, relaciones internacionales o cualquier otra cosa que no sean los
derechos humanos a los que todo venezolano tiene derecho”. “Exhorto a todas las
personas con poder e influencia –tanto en Venezuela como en el resto del
mundo—a que colaboren y contraigan los compromisos necesarios para solucionar
esta crisis que está arrasándolo todo. Mi Oficina está lista para seguir
apoyando. Todos deberíamos estar de acuerdo en que todos los venezolanos
merecen una vida mejor”. Gracias, Dra. Bachelet.
TUITEANDO
Bachelet a
propósito del asesinato del capitán Acosta Arévalo: “Recuerdo a las autoridades
venezolanas que son responsables de la vida y de la integridad física y
psicológica de todas las personas privadas de libertad”.
Rufo Chacón: adolescente de 16 años, a quien dejó ciego
la barbarie de los organismos de seguridad del Estado. Una vergüenza que merece
todo el repudio.
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