A pesar de las circunstancias adversas, del insulto constante al mérito académico, de la devastación paulatina de universidades y centros de investigación, de la banalización del conocimiento, aun así el mundo universitario, las Academias nacionales y la Acfiman entre ellas, continúan cumpliendo con el país. Al entregar al dominio público estos reportes, Acfiman contribuye con herramientas para afrontar el grave problema del cambio climático y se suma al desafío de las naciones por impedir el calentamiento global.
Opinión / Jueves 01 de marzo de 2018
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AL COMPÁS DE LA CIENCIA
GIOCONDA SAN BLAS
LA ACADEMIA Y EL CAMBIO CLIMÁTICO EN EL PAÍS
¿Sabía
Ud. que en años recientes la temperatura promedio de la Tierra ha subido más de
un grado centígrado, influyendo en el deshielo de los polos y provocando inundaciones?
¿Sabía que de llegar a dos grados, algunas ciudades costeras se sumergirían, que
en Venezuela podrían afectarse sus 2.394 kilómetros de costa, sus islas y más
de 5 millones de pobladores ribereños en la segunda mitad del siglo XXI, y que
los montañeses también se verían perjudicados porque en ambiente más cálido,
los mosquitos transmisores de malaria, dengue y chikunguya subirían la cumbre?
Datos
como estos y muchos más se reúnen en el Primer
Reporte Académico de Cambio Climático (2005-2015) y el Resumen para
Responsables de Políticas de Cambio Climático en Venezuela, presentados el
pasado 21 de febrero por la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y
Naturales (Acfiman), a través de su Secretaría Académica de Cambio Climático
(SACC), con la participación de investigadores de universidades y centros de
investigación nacional y apoyo de instituciones foráneas.
El
cambio climático y sus implicaciones para la vida en el planeta siguen siendo
motivo de debate. Casi todos los países, incluyendo Venezuela, han suscrito
diversos documentos, entre ellos el reciente Acuerdo de París, que desde
diciembre de 2015 obliga a presentar planes nacionales para reducir sus
emisiones de gases de efecto invernadero, entre otros compromisos.
Lamentablemente,
la salida de Estados Unidos del Acuerdo de París en junio pasado ralentiza las
metas fijadas para 2025 en cuanto al recorte de emisión de estos gases. La
decisión presidencial del segundo mayor emisor en el mundo se enmarca dentro de
intereses industriales pecuniarios, unidos a un dogmatismo quasi-ideológico y
anticientífico, según el cual los aportes científicos al tema de cambio
climático serían producto de la fabricación de datos y no el resultado de décadas
de observación y registro de informaciones comprobadas una y otra vez en todos
los rincones del planeta, muchas de ellas emanadas de sus propios laboratorios.
Fue
Octavio Paz quien dijera que “la ceguera biológica nos impide ver, pero la
ceguera ideológica nos impide pensar”, una frase que bien podría aplicarse al
ejemplo citado. Pero no precisamos ir tan lejos para constatar las gríngolas
ideológicas que frenan el progreso. De dogmatismos que nos impiden ver y pensar
también nosotros los venezolanos cargamos con nuestra cuota, cruelmente visible
para todos aquellos que quieran mirar en su entorno. Y es precisamente aquello
que vemos a nuestro alrededor lo que nos permite apreciar más aún el empeño de esa
cohorte de soñadores de la SACC que se prohibieron dejar de soñar y actuar en
el desierto áspero de ideas decimonónicas que nos han llevado al país
menesteroso que actualmente tenemos.
A
pesar de las circunstancias adversas, del insulto constante al mérito
académico, de la devastación paulatina de universidades y centros de
investigación, de la banalización del conocimiento, aun así el mundo
universitario, las Academias nacionales y la Acfiman entre ellas, continúan
cumpliendo con el país. Al entregar al dominio público estos reportes, Acfiman contribuye
con herramientas para afrontar el grave problema del cambio climático y se suma
al desafío de las naciones por impedir el calentamiento global.
Una
voz socarrona me murmura que el país, maltrecho como está, ya ha cumplido con
todas las metas de reducción de gases de efecto invernadero debido a la
destrucción del aparato productivo, disminución del parque automotor, contracción
de energías diversas, merma de la población por diáspora y mucho más. Es decir,
apagado el país no habría calentamiento que lamentar…
Ironías
aparte, estos documentos pueden ayudar al diseño de políticas públicas para que
el Estado venezolano cumpla al más alto nivel con las obligaciones nacionales e
internacionales a que se ha comprometido. Tal vez haya que esperar un poco para
que el Estado esté en manos de cabezas más sabias y aprecie el regalo que hoy
la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales, a través de su
Secretaría Académica de Cambio Climático, entrega a la nación.
TUITEANDO
La
Encuesta Nacional de Condiciones de Vida 2017 (ENCOVI), producto del
trabajo conjunto de UCV, UCAB y USB, fue presentada la semana pasada. Sus
conclusiones son estremecedoras para la conciencia nacional.
Las Academias Nacionales se pronunciaron
en torno a la convocatoria a elecciones. Proponen unirnos en un frente común.
¡Es
hora de cambiar! Es el lema de un llamado a reunirnos el martes 6 de marzo a
las 9:00 am en el Aula Magna de la UCV, en un esfuerzo unitario.
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