No es dando palos de ciego con improvisados cultores comunales de la ciencia como nuestros vecinos transitan hacia esa sociedad del conocimiento, la verdadera sociedad del siglo XXI.
Tal Cual
Política / Jueves 27 de Enero de 2011 / p.6
AL COMPÁS DE LA CIENCIA
GIOCONDA SAN BLAS
EDUCACIÓN, BASE DEL DESARROLLO
Encuestas del BID señalan que los latinoamericanos (84% de los venezolanos) estamos satisfechos con nuestros sistemas educativos, a pesar de que los rendimientos, medidos en función de estándares internacionales, hablan de otra realidad. Si bien los índices de analfabetismo han bajado, no ha avanzado la calidad de la educación. No reconocemos que en esta era informática, los viejos esquemas de enseñanza deben dar paso a nuevas tecnologías para instrumentar la transmisión y aplicación de los revolucionarios (en el mejor sentido de la palabra) conocimientos científicos que modifican irreversiblemente nuestra visión de la vida.
Mientras esa revolución ocurre en países que progresan, ministros de educación en nuestro patio hablan de "volver a la tiza y el borrador" (Héctor Navarro), "eliminar las olimpíadas matemáticas por elitescas" (Aristóbulo Istúriz) y mil "aportes formativos" similares. ¿Por qué Chile y Brasil van rumbo al Primer Mundo?
El Foro Económico Mundial coloca a Chile como el país latinoamericano más avanzado en tecnologías de información (puesto 40; Venezuela, 112). Con más de 20 años de gobiernos estables, el presupuesto educativo se triplicó, se aumentaron las horas de estudio en las escuelas de 940 por año a 1.200, se logró subir la escolaridad de 8,7 a 11,8 años, la más alta en América Latina; así, Chile es hoy el país latinoamericano en primer lugar en el Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes (PISA), que mide a estudiantes de 15 años en matemáticas, lenguaje y ciencias.
El gobierno brasileño, mientras tanto, ha unido esfuerzos a una iniciativa empresarial para diseñar una política de mejoramiento de la educación primaria y secundaria. "Todos por la educación" es el lema de la alianza, bajo la premisa de que la educación es demasiado importante para que sólo se ocupe de ella el gobierno. Así, este programa conjunto de largo aliento busca duplicar la tasa de escolaridad, que los niños de 4 a 17 años estén en la escuela y terminen la enseñanza media, que todo niño de 8 años sepa leer y escribir, que los alumnos aprendan lo apropiado para su edad según estándares internacionales, que el Estado garantice la inversión en educación básica.
¿Por qué si en esos países los planes educativos de mejoramiento avanzan, no lo hacemos en Venezuela? Nosotros, al igual que ellos, tenemos profesionales altamente calificados, dispuestos a ayudar en la tarea. Nos faltan, en cambio, un estado de derecho que garantice la necesaria libertad académica, una comunicación efectiva entre los sectores público y privado para implementar un proyecto educativo conjunto, un sentido de país que vele por la continuidad de políticas educativas de consenso. De esa forma, sí podríamos; no es dando palos de ciego con improvisados cultores comunales de la ciencia como nuestros vecinos transitan hacia esa sociedad del conocimiento, la verdadera sociedad del siglo XXI.
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