“El modelo educativo que estamos desarrollando
es reflejo de la sociedad que queremos”, expresó el presidente, en ocasión del
inicio del año escolar 2016-2017. Nunca mejor dicho: una sociedad de vasallos ignorantes
y no de ciudadanos bien formados.
Opinión / Jueves 23 de noviembre de 2017
http://www.talcualdigital.com/Nota/151803/el-fraude-de-la-educacion
AL COMPÁS DE LA CIENCIA
GIOCONDA SAN BLAS
La
decisión tomada por el Consejo Directivo de la Universidad Simón Bolívar (USB)
el pasado 3 de noviembre no puede ser más reveladora sobre la realidad nacional
en materia de educación básica. Nada menos que “un
plan de nivelación que permitirá a los 2.600 bachilleres que iniciaron
carreras en el trimestre septiembre-diciembre 2017, obtener una mejor formación
para comenzar de nuevo el ciclo básico, previa separación voluntaria del que
cursan en la actualidad. Un curso intensivo de seis meses, a partir de enero de
2018, el cual les facilitará la oportunidad de tener éxito en sus estudios
técnico-científicos”.
Esta
disposición se fundamentó en los pobres resultados de los recién graduados
bachilleres al ingresar en las aulas universitarias. De 1.834 inscritos en el
curso de Matemática I de Ingeniería, 1.089 (60%) fueron reprobados con
calificaciones entre 0 y 5 puntos en una escala que llega a 30. En las carreras
industriales, presentaron el primer parcial 62% de los inscritos, resultando
reprobado el 90%. O sea, la gran mayoría de los nuevos bachilleres no está
preparada para emprender estudios universitarios.
Ese
demoledor desenlace no es más que fiel reflejo de un sistema educativo
deteriorado al extremo. Baste decir que en la educación secundaria hay un
déficit de 35% de profesores en las materias científicas, lo que ha conducido a
la aberrante directriz de forjar calificaciones en materias de las que nunca se
recibió ni una hora de clase, para no dejar evidencia de fallas docentes. Son
esos los bachilleres que al entrar a la universidad presentan los bajos
rendimientos reportados por el Consejo Directivo de la USB.
En
contraste, la gobernación del estado Miranda, a través de su Dirección de
Ciencia y Tecnología (Secretaría de Educación), mantuvo por nueve años el
programa de ferias y encuentros mirandinos de Ciencia y Tecnología (varios
de ellos reseñados en esta columna), junto con programas de talleres, conferencias, visitas
guiadas, sala de ciencia, dirigidas a estimular a docentes y liceístas en temas
científicos y tecnológicos propios del siglo XXI, bajo el precepto de aprender
haciendo. El programa por los momentos está suspendido; el nuevo gobierno de
Miranda no ha considerado necesario hasta la fecha nombrar un director de C y T
que lo retome, para desmayo de los docentes que lo impulsaron año a año y
desencanto de los estudiantes que a lo largo de su tránsito por la secundaria
en los liceos estadales se involucraron activamente, con miras a aprender más a
través de sus proyectos de investigación.
Las
razones que sirvieron al Consejo Directivo de la USB para su decisión esconden
otros datos que agravan aun más el panorama educativo venezolano. Cito apenas uno:
la cohorte de bachilleres graduados representa solo el 28,7% de los alumnos que
cinco años antes ingresaron en el primer año de educación secundaria en el país
(índice de deserción 71,3%), según datos del Centro
de Información para la Mejora de los Aprendizajes (CIMA) del Banco
Interamericano de Desarrollo, una cifra que nos pone en abierta desventaja
con los países de la región, de los cuales Chile logra graduar de bachilleres
al 80,2% de los jóvenes que ingresan al sistema, siguiéndole Bolivia con 61,6%
y Ecuador con 58,3%, siendo 43,1% el promedio de la región.
Cuando
ese magro 28,7% de egresados toca a las puertas de las universidades se
enfrenta entonces con el sistema de selección. Por años, éste se basó en méritos
académicos: el promedio de calificaciones obtenidas en la educación secundaria
y una prueba de admisión. Pero ahora los requisitos impuestos por el ministerio
de educación universitaria para el ingreso son otros, en decisión arbitraria y
violatoria de la autonomía universitaria: 50% sobre la calificación promedio,
20% sobre nivel socioeconómico bajo, 15 a 20% sobre la territorialidad o
cercanía del hogar a la universidad, y el resto suma puntos por actividades comunitarias,
con lo cual mucho joven talentoso ha quedado fuera del sistema porque su lugar
fue cedido a otro menos preparado que ingresó por alguna de las otras
categorías.
“El modelo educativo que estamos desarrollando
es reflejo de la sociedad que queremos”, expresó el presidente, en ocasión del
inicio del año escolar 2016-2017. Nunca mejor dicho: una sociedad de vasallos ignorantes
y no de ciudadanos bien formados.
TUITEANDO
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La
exposición “Ciencia,
la búsqueda permanente”, en homenaje a los 100 años de la Academia de
Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales, está abierta hasta abril de 2018 en
la Biblioteca de la UCAB, lunes a viernes, 9:00 am a 8:00 pm. No deje de
visitarla.
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