Pensé que era chiste. Pero no, no lo era. El portal de la Fundación Nobel lo confirma: Bob Dylan, el cantautor, se lleva el Premio Nobel 2016 de Literatura “por haber creado nuevas expresiones poéticas dentro de la gran tradición norteamericana de la canción”.
Opinión / Jueves 20 de octubre de 2016
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AL COMPÁS DE LA CIENCIA
GIOCONDA SAN BLAS
PREMIOS NOBEL 2016 CON UN TOQUE DE AJÍ
Pensé que era chiste. Pero no, no lo era. El portal de la
Fundación
Nobel lo confirma: Bob Dylan, el
cantautor, se lleva el Premio Nobel 2016 de Literatura “por haber creado nuevas
expresiones poéticas dentro de la gran tradición norteamericana de la canción”.
Los tiempos cambian, sin duda (Bob Dylan, The times they are a-changin’). El prestigioso premio sale de
la academia y transgresor, se va a la calle, a la trova popular, alborotando
ambos mundos, mientras el galardonado, irreverente, no responde la
llamada de la Academia ni da declaraciones. Descartados Murakami, Said
Esber, Roth y demás literatos de postín, ya el cantautor Joaquín Sabina asoma a
Joan Manuel Serrat para el Premio
Cervantes. Y si el tiempo les alcanzara, porque van de salida, los
capitostes del régimen impondrían a Alí Primera con el Premio Rómulo Gallegos,
aunque sea de novela.
Si bien el Comité Nobel de Noruega nos tiene
acostumbrados a controvertidas decisiones en el Premio
Nobel de la Paz, asombroso fue el prematuro galardón 2016 a Juan Manuel Santos. Derrotado días
antes en el plebiscito convocado para validar el acuerdo de paz firmado por él con
las FARC, habría sido sensato esperar el desarrollo de los acontecimientos
hasta asegurar la concreción de esfuerzos en un verdadero pacto de paz, a
satisfacción del pueblo colombiano unido. En todo caso, el de paz no es un
premio al que podría optar el saliente régimen que nos oprime.
Oliver
Hart
y Bengt Holmström han
diseñado instrumentos para entender qué pasa cuando se firman contratos entre países
o instituciones, cómo hacer un contrato óptimo o corregir los incompletos,
herramientas que sirven para estudiar campos como los de fusión de compañías,
privatizaciones y temas de economía, política y leyes. Por eso se les ha otorgado el Premio Sveriges
Riksbank en Ciencias Económicas en memoria de Alfred Nobel 2016. Cuando la
democracia retorne, habrá que invitar a esos ilustres economistas para que nos
ayuden a desentrañar las opacidades de los miles de contratos firmados por el decadente
régimen con sus compinches, a lo largo de 18 años.
¿Cree que es ciencia ficción la posibilidad de que su
médico le inyecte unos diminutos automóviles moleculares 1.000 veces menores al
grosor de un cabello, que transporten el medicamento requerido hasta el sitio
exacto de acción? Lo mismo habrían pensado nuestros bisabuelos de los avances
tecnológicos actuales. Por el diseño y síntesis de tales máquinas moleculares,
de inimaginables aplicaciones en el futuro, Jean-Pierre Sauvage, J.
Fraser Stoddart y Bernard L. Feringa
fueron distinguidos con el Premio
Nobel 2016 en Química, al lograr esa “miniaturización [química] de la
tecnología [que] puede conducir a una revolución”. Revolución de progreso a
partir del conocimiento científico, no este bochinche destructor comandado por
el régimen para perpetuarse en el poder.
¿La indescifrable física cuántica no tiene nada que ver
con nuestra cotidianidad? Falso. Sin ella no tendríamos teléfonos inteligentes,
ni imágenes satelitales, ni resonancia RMN en medicina. Impensadas tecnologías
futuras se basarán en conocimientos abstractos de hoy. Ocurre con el Premio
Nobel 2016 en Física otorgado a David
Thouless, Duncan Haldane y Michael Kosterlitz por revelar
"secretos exóticos de la materia" en temas de transiciones de fases (ejemplo:
el hielo se transforma en agua y ésta en vapor), que ayudan a entender el comportamiento
de imanes y fluidos superconductores, ya en uso en ciertas tecnologías como RMN.
En cuanto a transiciones, los venezolanos vivimos la fase final de la etapa
gaseosa de la revolución para dirigirnos a la fase sólida del progreso que
todos nos merecemos.
Yoshinori
Ohsumi descubrió cómo las células pueden descartar su propia
basura celular, reciclando lo utilizable con mecanismos que de fallar pueden
inducir enfermedades como diabetes, cáncer o Parkinson. Por eso se le concede
el Premio
Nobel 2016 en Medicina o Fisiología. A través de la autofagia (así se llama
el proceso) se eliminan bacterias o virus infecciosos y se obtiene energía cuando
el ayuno o el estrés agobian. Demás está decir que este mecanismo está activado
al máximo en el pueblo venezolano, estresado por tanta hambre y enfermedades a
los que nos ha llevado el socialismo del siglo XIX (sí, XIX).
Socialismo, hipnotismo, patriotismo, materialismo /
Tontos haciendo leyes para rompernos la mandíbula / … No hay tiempo para pensar
(Bob Dylan, No time to think).
TUITEANDO
El 26, 27 y 28 de octubre iremos a expresar nuestra
voluntad de activar el RR2016. Movilicémonos.
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