Foto cortesía de Carlos Carmona, IVIC
Tal Cual Digital
Opinión / Jueves 23 de julio de 2015 /
http://www.talcualdigital.com/Nota/117534/El-Desamparo-De-La-Ciencia
AL COMPÁS DE LA CIENCIA
GIOCONDA SAN BLAS
EL DESAMPARO DE LA CIENCIA
En estos días, quienes
circulan al mediodía por las inmediaciones del Instituto Venezolano de Investigaciones
Científicas (IVIC) se han topado con miembros de su personal científico
protestando por bajos sueldos y pobres condiciones de laboratorios, en eco de
reclamos similares provenientes de los claustros universitarios.
No es para menos. Un sueldo máximo
equivalente a US$ 95 (sí, noventa y cinco dólares; cálculos basados en cambio
oficial Simadi), luego de dilatados estudios de licenciatura, maestría y
doctorado, seguidos de más estudio y desvelo por largos años para llegar al
tope de la escala académica, es vejatorio para el científico, no sólo al
compararlo con sueldos de categorías equivalentes en países de la región
(Brasil, México, Ecuador; entre US$ 5 y 7 mil), sino también cotejado con el
propio sueldo cuando décadas atrás comenzábamos la carrera ganando el
equivalente a US$ 1.500, entonces comparable con otros países.
US$ 95 o menos… bien lejos de
la canasta básica familiar de mayo de 2015, calculada en US$ 215, de por sí un
presupuesto mínimo de sobrevivencia.
El problema no es solo de
sueldos. Las instituciones universitarias/científicas están en el abandono. A
cada científico del IVIC le han asignado para investigación en 2015 una partida
en Bs. equivalente a US$ 500, ridículo presupuesto que no compraría, por
ejemplo, un kit para diagnóstico molecular de algunos cánceres, que cuesta el
doble o triple para 50 pacientes, aunque sí el reactivo para detección
inmunológica de hepatitis en apenas 5 individuos… eso si el gobierno autorizara
la compra de dólares o facultara a compañías locales (las pocas registradas en
esa nueva entelequia llamada Registro Nacional de Proveedores) para importarlos.
La indigencia del sistema científico
queda retratada en laboratorios que ni siquiera disponen de la indispensable agua
destilada, por falta de repuesto para la humilde resistencia que requiere el
destilador; o el cierre de postgrados en el IVIC, por carencia de reactivos
para el desarrollo de tesis experimentales. No es de extrañar, pues, la
dolorosa sangría de nuestros eminentes científicos hacia otros países donde sus
méritos, al ser reconocidos, les permitirán crecer académicamente. Formados por
nosotros para provecho ajeno.
Añádase a esto la suspensión
actual del acceso a revistas especializadas en la Biblioteca Marcel Roche del
IVIC, que sirve a la comunidad científica del país. ¿La razón? Incumplimiento
de pago a las editoriales, compromiso que monta apenas a 0,3% o 5% de lo condonado
graciosamente a República Dominicana y Uruguay en sus respectivas deudas con
Venezuela. De esa forma, el investigador venezolano se estanca en conocimientos
vetustos, con el consiguiente perjuicio para la sociedad.
No es éste un problema para “intelectuales
exquisitos”. Por el contrario, recientes análisis económicos internacionales
han dejado bien establecida la relación directa entre un robusto sistema
científico-tecnológico y la prosperidad de una nación, concepto que no logra
asentarse en Venezuela: ni el régimen, ni los economistas prestigiosos, ni los
líderes políticos de cualquier tolda consideran este punto a la hora de
proponer soluciones a la actual crisis.
Eso a pesar de que el artículo
110 de la constitución vigente sí reconoce a la ciencia y la tecnología como
instrumentos fundamentales para el desarrollo económico, social y político del
país, así como para la seguridad y soberanía nacional, obligándose el Estado a destinar
recursos suficientes y crear el sistema nacional de ciencia y tecnología.
Abandonado a su suerte, el
personal científico del IVIC sufre un drama similar al de los profesores
universitarios y científicos de instituciones análogas, imposibilitados de
sustraerse a la debacle general de la nación, mientras el régimen se regodea aplicando
el dictum del general José Millán-Astray
en la España franquista: “Muera la inteligencia”.
Lo que se busca es el
control total de la sociedad a través del oscurantismo porque, ya lo decía
Andrés Eloy Blanco, “un pueblo ignorante es presa fácil de la tiranía”.
También en: http://felixjtapia.org/blog/2015/07/23/el-desamparo-de-la-ciencia-por-gioconda-san-blas/
http://elrepublicanoliberal.blogspot.com/2015/07/gioconda-san-blas-el-desamparo-de-la.html
También en: http://felixjtapia.org/blog/2015/07/23/el-desamparo-de-la-ciencia-por-gioconda-san-blas/
http://elrepublicanoliberal.blogspot.com/2015/07/gioconda-san-blas-el-desamparo-de-la.html
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