Facundo Cabral

“Nos envejece más la cobardía que el tiempo; los años sólo arrugan la piel pero el miedo arruga el alma” Facundo Cabral

“Guardar silencio también es tomar partido” Laureano Márquez

jueves, 28 de septiembre de 2017

Regreso a clases

Muchos de esos niños, enflaquecidos, irán a las aulas sin desayunar, esperando que a través del  programa de alimentación escolar PAE les sirvan merienda y almuerzo, para lo cual el régimen dice haber dispuesto Bs. 1.550 millones en el primer cuatrimestre… alrededor de Bs. 550 por niño en escuela pública hasta diciembre.


https://lagranciudad.net/home/noticia-destacada/mas-de-7-millones-de-estuadiantes-regresaran-este-18sep-a-clases/

Opinión / Jueves 28 de septiembre de 2017 

http://www.talcualdigital.com/Nota/148131/regreso-a-clases

AL COMPÁS DE LA CIENCIA

GIOCONDA SAN BLAS

REGRESO A CLASES

Caracas, 1950. Una ciudad que apenas se abría a lo cosmopolita, con sus calles heredadas de la cuadrícula fundacional colonial y una reducida población que salvo las notorias excepciones de los opulentos amos del valle, estaba constituida por clase “media baja” y baja, más esta que aquella. Mis padres, convencidos de que la educación era llave para el ascenso social, no escatimaban en gastos para matricularnos en colegios reconocidos por su excelencia docente, aunque eso significase arañar los ingresos recibidos por sus modestos oficios y afincaran la austeridad de nuestras vidas. Y así, cada 16 de septiembre nos llevaban orgullosos a comenzar un nuevo año escolar, un peldaño más en la escalera social. Estudiar era nuestro oficio en el entramado familiar.

Llegó 1958 y con él, cayó la dictadura de Pérez Jiménez. Años después, ya adulta, supe que esa educación que había recibido en mi infancia había sido un privilegio generado por el esfuerzo de mis padres para dar a sus hijos las oportunidades que a ellos les habían sido negadas en sus trabajosas infancias. Supe también que la dictadura, fiel a su naturaleza despótica de crear sumisos vasallos en lugar de ciudadanos pensantes y cuestionadores, había descuidado la educación al punto de que más del 60% de la población era analfabeta a la caída del régimen.

Fue entonces cuando el primer gobierno democrático, encabezado por Rómulo Betancourt, decidió un plan educativo masivo de emergencia que supuso duplicar en una primera etapa la matrícula escolar en las escuelas públicas, sin esperar a la construcción de nuevas edificaciones. Se implementó así un horario doble: un turno de 7 am a 12 m y otro de 1 pm a 6 pm que permitió el ingreso masivo de una población infantil hasta entonces desprovista de toda posibilidad educativa.

Con altos y bajos, esa política de reforzar lo educativo fue creciendo. Hasta finales del siglo pasado, los jóvenes y sus familias vivieron con la certeza de que estudiar con ahínco los llevaría al progreso personal y familiar y con ello, al desarrollo del país.

No más. Hoy nuestra juventud en su mayoría sueña con irse al exterior en busca de un futuro mejor para sí y los suyos. Razones sociales, políticas y económicas hacen que muchos padres no puedan aspirar para sus hijos la educación que requieren para abrirse paso en la vida.

Atribulados padres me cuentan que sus pequeños hijos han reiniciado sus cursos en primaria para encontrar que de sus 25 condiscípulos del año pasado apenas regresaron 10. Los demás se fueron del país o sus padres los retiraron porque ya no podían pagar las matrículas. Ahora los gastos docentes y administrativos del colegio deberán distribuirse entre menos familias, lo que representa un aumento sustancial de la matrícula individual que ellos no saben si podrán pagar, dado que la canasta básica alimentaria y la canasta escolar están muy por encima de un millón de bolívares cada una, no menos de 10 salarios mínimos. Comer o vestir al niño, comer o comprar útiles escolares se ha convertido ahora en un dilema existencial que se resuelve por el primero, si se consigue el alimento y se tiene el dinero para pagarlo.

Datos derivados de información oficial nos indican que este año más de 250 mil niños no se inscribieron en el sistema escolar en primaria, los cuales se suman a casi medio millón de infantes desincorporados desde 2013. Es decir, solo en los últimos cuatro años lectivos, la inscripción escolar se redujo en unos 700 mil niños, a pesar de que la población aumentó más de dos millones y medio entre 2006 y 2012, cifra ésta que engloba a la población infantil que ahora está entre 5 y 11 años. ¿Dónde están esos niños? ¿Cursan estudios? ¿Qué hacen?

Este año, los precios de uniformes y zapatos escolares son 10 a 20 veces más elevados que en 2016. Por primera vez en décadas, los niños irán a las escuelas con la misma ropa que el año anterior, sin útiles ni libros ni alimento, porque sus padres no podrán costearlos. Muchos de esos niños, enflaquecidos, irán a las aulas sin desayunar, esperando que a través del  programa de alimentación escolar PAE les sirvan merienda y almuerzo, para lo cual el régimen dice haber dispuesto Bs. 1.550 millones en el primer cuatrimestre… alrededor de Bs. 550 por niño en escuela pública hasta diciembre.

Con este panorama, no queda sino recordar al actual candidato del PSUV a la gobernación de Miranda quien en su entonces papel de ministro de educación, dijo en febrero de 2014 en relación a los niños y sus familias: “no vamos a sacarlos de la pobreza para que se vuelvan escuálidos”. Esa es la verdadera naturaleza del régimen y su idea del “hombre nuevo”.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario