Recientes análisis económicos internacionales han dejado bien establecida la relación directa entre un robusto sistema científico-tecnológico y la prosperidad de una nación, concepto que no logra asentarse en Venezuela: ni el gobierno, ni los economistas prestigiosos, ni los líderes políticos de cualquier tolda consideran este punto a la hora de proponer soluciones a la actual crisis.
Es por tanto una obligación nuestra la de propiciar que las propuestas de la comunidad científica en pro de una mejor sociedad, motiven a los actores de la vida nacional, como ocurre en las naciones desarrolladas.
Fotografías cortesía de Jorge Rivas, Unidad de Fotografía Científica, IVIC
DISCURSO DE JURAMENTACIÓN
DIRECTIVA 2015-2017
Gioconda Cunto de San Blas
Caracas, 23 de septiembre de 2015
Estimadas personalidades presentes en este acto, académicos de esta y otras corporaciones, colegas, familiares y amigos:
¿Presidenta o Presidente? Esta pregunta,
simple como parece, pone sobre el tapete el tema de la supuesta aunque falsa inocencia
del lenguaje, mucho más en estos tiempos de revolución y neolengua. Para
quienes confunden el género gramatical con el sexo biológico y con las causas
en favor de la mujer, la torcida derivación femenina de palabras masculinas es asunto
de dogma aunque ella viole normas del lenguaje y no aporte al tema de los
derechos civiles. Pero en el caso que nos ocupa, “Presidenta” es voz aceptada en
el diccionario de la Real Academia de la Lengua, por motivos que elaboró en
detalle nuestro recordado Prof. Alexis Márquez Rodríguez, numerario que fue de
la Academia Venezolana de la Lengua; a él
me remito (Márquez Rodríguez, 2011).
Nos toca asumir la presidencia de
nuestra querida Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales con un
doble desafío: por una parte, mantener el espíritu académico, principista y
combativo que a lo largo de tiempos recientes han fomentado las pasadas directivas
y por otra, estar a la altura de la convulsionada era que nos ha tocado vivir,
estimulando el impulso del quehacer científico por encima de las dificultades, en
búsqueda de una sociedad unida, en la cual sea posible convivir pacíficamente
en un clima de armonía y respeto.
En tal atmósfera, la ciencia no es un hecho
aislado en una sociedad que desee superarse sino más bien un elemento vital de
mejoramiento social. Porque la ciencia debe estar al servicio del conocimiento
y del progreso, sobre todo al servicio de la paz, del desarrollo, en la
sociedad y para la sociedad, como bien lo dicta la UNESCO en su Declaración de
1999 sobre la ciencia y el uso del saber científico (Unesco, 1999) y otros
documentos ulteriores.
Decíamos hace un momento que hay que
estar a la altura de la convulsionada era que nos ha tocado vivir, que aunque
nos parezca mentira, no ha sido la única en Venezuela. Ya en el turbulento año
de 1869, cuando un tercer miembro de la casta Monagas (José Ruperto) se hacía
con el poder, el científico naturalista de origen alemán Adolfo Ernst,
aposentado en Caracas y con una dilatada labor universitaria, reflexionaba a
propósito del centenario del nacimiento del sabio Alexander von Humboldt, diciéndonos:
“Mientras duren nuestros disturbios
políticos, nuestra casi continua lucha fratricida, no hay para las ciencias y
las artes esperanza de un señalado y positivo progreso: las musas huyen del
estrépito de las armas” (Jahn, 1932).
Años más tarde, Alfredo Jahn, uno de los
Individuos de Número fundadores de nuestra Academia de Ciencias Físicas,
Matemáticas y Naturales, creada en 1917, al homenajear a Ernst en 1932 a
propósito del centenario de su nacimiento, insistía en que “el cultivo de las ciencias es incompatible
con el espíritu de una época agitada por violentas pasiones políticas. Sólo
donde impera la paz puede el hombre de ciencia hallar la tranquilidad de
espíritu y el sereno ambiente de que ha menester el estudio” (Jahn, 1932).
Lástima que a esas palabras del sabio
Jahn siguiera una indisimulada reverencia hacia el dictador de turno, de quien listaba
sus ejecutorias para decir que Juan Vicente Gómez había iniciado “una nueva era de protección oficial a los
asuntos científicos” (Jahn, 1932). Es decir, la labor científica y los magros
dineros oficiales que pudiesen conseguirse para un exiguo desarrollo del sector
bien valían la artificial paz de los miedos y el silencio ante los atropellos
dictatoriales, una actitud que tristemente ha seguido más de un intelectual a
lo largo de nuestra historia, negándose a asumir el papel ductor al que lo
obliga su compromiso hacia esa sociedad que lo ha apoyado en su ascenso
intelectual.
Afortunadamente, en este tema vivimos
tiempos diferentes. En particular, nuestra Academia de Ciencias Físicas,
Matemáticas y Naturales ha sido entusiasta promotora de pronunciamientos
diversos que con frecuencia cada vez mayor vienen con la firma conjunta de las
demás Academias Nacionales. Así las cosas y haciendo uso del articulado de la
Ley de Creación, que nos faculta para servir de asesores del Ejecutivo en
materias de nuestra competencia, la voz de la Academia se ha alzado
repetidamente en estos difíciles tiempos para expresar su pensar sobre el
deterioro de la actividad científica en el país; su rechazo a la desaparición
del Ministerio del Ambiente y su reclamo ante diversos ecocidios sucedidos en
el país, y con mirada continental, el ecocidio que ocurrirá en Nicaragua si se
insiste con la construcción de un canal interoceánico que afectará el ambiente
en toda la región; su análisis y propuestas para mejorar la calidad de la
educación nacional; sus expertas recomendaciones para enfrentar la sequía de
los años 2014 y 2015; su posición ante la permanente crisis universitaria hoy
más álgida que nunca; entre muchas otras tomas de posición frente a los
problemas que nos aquejan como nación. Así mismo hemos respaldado iniciativas
provenientes de otras Corporaciones para sentar opinión en contra de la
represión, la violencia o las implicaciones institucionales y sociales del Plan
de la Patria.
Son muchas las actividades que despliega
la ACFIMAN, ya reseñadas por el Dr. Claudio Bifano en su informe de entrega,
por lo que no abundaré en ellas. Sí queremos destacar que nuestras acciones
estarán signadas por la continuidad, el reforzamiento, por el permanente
seguimiento a la realidad nacional que nos afirme en el compromiso de expresar
nuestras opiniones documentadas sobre los mil problemas que nos aquejan como
nación y sobre los cuales es nuestro deber elevar opinión ductora.
Vivimos el siglo del conocimiento, de la
ciencia. Hay abundante literatura que señala la directa relación entre el
progreso de una nación, su capacidad para hacer ciencia de frontera y su
habilidad para aplicar los nuevos conocimientos a su realidad. Trasmitir esta
relación requiere de un trabajo sostenido de comunicación que comienza en la
más tierna edad, estimulando el interés por la ciencia desde el nivel primario
educativo, una labor en la que nuestra Corporación ha estado involucrada desde
hace varios años y debe seguir estando con el programa “Educación en Ciencia
basada en la Indagación”.
Siendo yo misma mujer, no puedo dejar de
mencionar el programa “Mujeres en Ciencia” que lleva adelante la Academia con
el concurso de la Red Interamericana de Academias de Ciencias (IANAS, por sus
siglas en inglés), programa que busca visibilizar el trabajo de la mujer en el
campo científico. El hecho de que en los 8 años transcurridos desde mi
incorporación como Individuo de Número ya seamos cuatro en esa categoría y que
el número de mujeres participantes en las múltiples tareas que ocupan la agenda
académica haya crecido notablemente, es indicativo de que estamos en el camino
correcto del reconocimiento académico, donde quiera que éste se encuentre.
Todos los programas de la Academia de
Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales se hacen sobrepasando las limitaciones
impuestas por los magros presupuestos asignados a la institución. No es éste un
problema exclusivo de la Academia: nuestras universidades, los institutos de
investigación en Venezuela, han sido llevados a la casi inoperancia por
diversas causas, entre ellas el ahogo presupuestario que impide el correcto
funcionamiento institucional y que es usado como disimulada herramienta de
sujeción política e ideológica. No obstante, el desafío está en superar los
obstáculos con ingenio y disposición; en eso estamos.
Es imperativo hacer de la ciencia un
hecho comunicacional, de manera que el ciudadano se acostumbre a buscar la
noticia científica como elemento indispensable y necesario de la información a
ser recibida diariamente, es decir, hacer de la ciencia parte integral de la
actividad educativa, social y económica de la nación y no meramente la guinda
de la torta para adornarla. Para esto, buscaremos nuevas formas de comunicación
que hagan posible que la ciencia se convierta de verdad en motor de nuestra sociedad
y de nuestra economía, no sólo con el concurso de una ciencia generada en la
capital sino buscando la participación de los colegas de todo el país. Para
ello, desde la Academia seguiremos dando impulso, cada vez mayor, a nuestro concurso
en foros especializados así como en redes sociales y en medios diversos de
comunicación, con la idea de trasmitir no sólo nuestros pronunciamientos sino
informaciones derivadas del quehacer científico en un lenguaje asequible para
el ciudadano no especializado.
No es éste
un problema para “intelectuales exquisitos”. Por el contrario y como ya dije,
recientes análisis económicos internacionales han dejado bien establecida la
relación directa entre un robusto sistema científico-tecnológico y la
prosperidad de una nación, concepto que no logra asentarse en Venezuela: ni el gobierno,
ni los economistas prestigiosos, ni los líderes políticos de cualquier tolda
consideran este punto a la hora de proponer soluciones a la actual crisis.
Es por
tanto una obligación nuestra la de propiciar que las propuestas de la comunidad
científica en pro de una mejor sociedad, motiven a los actores de la vida
nacional, como ocurre en las naciones desarrolladas.
De izquierda a derecha: Franco Urbani, Vidal Rodríguez Lemoine, Mireya Rincón de Goldwasser,
Gioconda Cunto de San Blas, Deanna Della Casa de Marcano, Antonio Machado Allison
Gioconda Cunto de San Blas, Deanna Della Casa de Marcano, Antonio Machado Allison
En las responsabilidades directivas que
hoy asumimos nos acompañarán Mireya Goldwasser en la 1ª. Vicepresidencia,
Franco Urbani en la 2ª. Vicepresidencia y quienes repiten en sus cargos:
Antonio Machado como Secretario Académico; Deanna Marcano, Tesorera y Vidal
Rodríguez Lemoine, Bibliotecario. Nuestro reconocimiento a Claudio Bifano, Carlo
Caputo y José Luis Paz, miembros de la Directiva saliente, a quienes pido
seguir aportando sus ideas en pro de nuestras actividades académicas y en
beneficio del país, donde quiera que estén, un llamado que extiendo a quienes
por diversas razones no pueden acompañarnos físicamente pero que podrían
interactuar a través del mundo digital para enriquecernos con sus experiencias
y conocimientos.
Y no me refiero solamente a los 30 Individuos de Número que
normativamente conforman el núcleo de la Academia, sino también a los miembros
correspondientes, al nutrido grupo de asesores involucrados en las comisiones,
a la comunidad científica en general, que colaboran y dan vida a numerosos
proyectos y sin los cuales la Academia no podría estar a tono con los avances
científicos y tecnológicos, ni mucho menos conocer y comentar las implicaciones
éticas y las consecuencias políticas y sociales de muchos de ellos. A todos, mi
llamado agradecido a que continúen aportando su saber y su tiempo en esta
hermosa empresa de inserción de la ciencia en la sociedad venezolana, como
legítimo instrumento de progreso económico y social.
Dije hace unos momentos que la Academia
de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales fue creada en 1917, aunque en
realidad comenzara sus sesiones en 1933. De manera que dentro de poco más de un
año estaremos celebrando el Año Jubilar Centenario de su creación, ocasión que
deberá servir para preparar actividades diversas que destaquen lo más granado
de la actividad científica de la nación así como las contribuciones de la
propia Academia al devenir científico venezolano.
Quiero terminar evocando la figura de
Blas Bruni Celli, numerario que fue de nuestra Corporación y de tres más
(Medicina, Historia y Lengua), quien en oportunidad de referirse a nuestra
querida Alma Mater, la Universidad Central de Venezuela, expresó pensamientos
que bien pueden aplicarse a la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y
Naturales, así como a las otras seis Academias:
“[Ellas] nacieron como instituciones para difundir luz con el signo de
la universalidad; con apertura y tolerancia a todas las formas del pensar, como
modelos de convivencia civilizada; con la obstinada tarea de buscar la verdad,
esa insondable aletheia, ese eterno espejismo que incansablemente perseguimos. [Nacieron]
también con el sueño de ser instituciones para difundir las luces de la virtud,
la sabiduría, las artes y las ciencias; difundir las luces y vencer las sombras”
(Bruni Celli, 2014).
Ése será también el norte de los
miembros de la Directiva que hoy nos juramentamos en este acto, obligados como
quedamos a aportar nuestros esfuerzos no solo en favor de la Corporación sino
también y sobre todo, por amor a esta patria, nuestra patria, que tanto nos
duele.
Muchas gracias.
LITERATURA
CITADA
BRUNI
CELLI, B.
2014. Discurso en ocasión de recibir el Premio Alma Mater
de la Universidad Central de Venezuela (28-05-2009). En: Abraham Krivoy: Dr.
Blas Bruni Celli 1925-2013 - Reconocimiento
http://www.revistacentromedico.org/ediciones/2014/1/?i=art5
JAHN,
A.
1932. Presidente de la Sociedad Venezolana de Ciencias
Naturales, Discurso en la sesión pública celebrada el 5 de octubre de 1932,
para conmemorar el centésimo aniversario del natalicio de Adolfo Ernst http://cic1.ucab.edu.ve/cic/ajhdigital/texto/1932_2.pdf
MÁRQUEZ
RODRÍGUEZ, A.
2011. Presidenta. http://www.ultimasnoticias.com.ve/opinion/firmas/alexis-marquez-rodriguez/presidenta.aspx
UNESCO.
1999. Declaración sobre la ciencia y el uso del saber
científico http://www.oei.es/salactsi/budapestdec.htm
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