La «furia revolucionaria» se ha desatado en nuestra Venezuela no ya bajo la forma de grupos violentos que interrumpen actividades opositoras sin ton ni son, sino desde el mismo centro de las instituciones que supuestamente están allí para defender a los ciudadanos de las perversidades y abusos del poder.
https://www.abebooks.com/Juristas-Horror-Justicia-Hitler-Pasado-Alemania/30972239791/bdOpinión / jueves 15 de febrero de 2024
GIOCONDA CUNTO DE SAN BLAS
LOS JURISTAS DEL HORROR
https://talcualdigital.com/los-juristas-del-horror-por-gioconda-cunto-de-san-blas/
He vuelto por enésima vez a la lectura del libro cuyo título he robado para mi nota de hoy. Publicado en 1987 por Ingo Müller, prestigioso académico alemán del Derecho, y traducido al español en 2006 en cuidada versión de Carlos Armando Figueredo, en sus páginas se demuestra que fue muy poca la resistencia activa de los juristas, intelectuales y académicos frente a los crímenes nazis, y narra cómo -para mayor inri- muchos de los juristas delincuentes se reinsertaron en el poder judicial de la República Federal de Alemania a partir de 1945, al término de la segunda guerra mundial.
El incendio del Reichstag (parlamento alemán) en 1933
fue la excusa para la instalación de un «estado de emergencia» en el Tercer Reich, que privó a los ciudadanos
de sus derechos personales y sociales. Así las cosas y en paisaje que puede
resultarnos cercano, la libertad del individuo, la inviolabilidad del hogar, la
privacidad de la correspondencia, la libertad de expresión y de reunión, el
derecho a constituir organizaciones y a ser propietario de bienes, la existencia
de partidos políticos distintos al nacional-socialista (nazi) fueron todos
suspendidos «hasta nuevo aviso», en realidad, hasta que el 8 de mayo de 1945
las tropas aliadas acabaron con el Tercer
Reich, marcando el final de la guerra en el escenario europeo.
Tristemente, figuras
prestigiosas del mundo cultural alemán cayeron bajo el embrujo o el terror de
un cabo desequilibrado. La Asociación de Instituciones Alemanas de Educación
Superior, los colegios profesionales, las academias, las instituciones
científicas, el estamento médico con sus aberrantes experimentos, el mundo
cultural en general salvo honrosas excepciones, más que callar, colaboraron
activamente para amoldarse al régimen nazi y actuar en consecuencia. Los que no
callaron fueron eliminados por la fuerza o en el mejor de los casos, huyeron
para salvar sus vidas. No quiero pasar por alto la aprobación en 1935 de las
tres leyes de Nuremberg bajo cuyo imperio procedió el holocausto de unos 6
millones de judíos y 7 millones de personas «inferiores» (con discapacidad,
gitanos, personas de color, etc.), calificadas como dañinas para la fortaleza
de la sociedad nazi y la preservación de la «pureza aria».
Todo esto lo traigo a
colación en momentos en que la «furia revolucionaria» se ha desatado en nuestra
Venezuela no ya bajo la forma de grupos violentos que interrumpen actividades opositoras
sin ton ni son, sino desde el mismo centro de las instituciones que
supuestamente están allí para defender a los ciudadanos de las perversidades y
abusos del poder. Se persigue y desaparece a defensores de derechos humanos, a
líderes sindicales, a cualquiera que ose expresar una opinión adversa al
régimen (Javier Tarazona, Rocío San Miguel, Víctor Venegas, por citar unos
pocos). Y en nueva modalidad, no solo a ellos sino a sus familias, como es el
caso de San Miguel, cuya hija, hermanos y familiares fueron apresados y
presentados en nocturnidad, en ausencia de los abogados defensores de las
víctimas, ante unos tribunales presididos por mal llamados jueces, que admiten
los casos sin pruebas que sustenten los delitos de traición a la patria,
conspiración, terrorismo, entre otros, de los que se les acusa.
A la fecha del 5 de
febrero de 2024, el Foro Penal, ONG
dedicada al fomento y defensa de los derechos humanos (DDHH), y a brindar
asistencia jurídica gratuita a ciudadanos víctimas de violaciones a sus DDHH,
contabiliza 261 presos políticos, de los cuales 18 son mujeres, 146 militares y
123 no condenados. Muchas son la expresiones nacionales e internacionales, de gobiernos
y organismos diversos, en protesta al régimen y en solidaridad con Rocío San Miguel,
sus familiares y demás presos políticos, sumidos en las mazmorras de los
cuerpos de seguridad del estado. Rocío San Miguel no es una conspiradora, es
dirigente de la ONG Control
Ciudadano, dedicada a la investigación, monitoreo y evaluación de temas de
seguridad y defensa nacional, destacada profesora universitaria. Es
beneficiaria de medidas cautelares de protección emitidas por la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos desde enero de 2012, las cuales no han sido
cumplidas por el estado venezolano a pesar de reiterados reclamos de dicha
Comisión.
En el prólogo del libro
que da origen a esta nota, su autor Eduardo Casanova trae una reflexión que
asumo como propia: «Este es un libro (Los
juristas del horror) que todo ser humano debería leer con cuidado y
atención, para evitar que la perversión de la justicia se repita. Que nunca más
la justicia se politice y se coloque en situación de servilismo frente a un
Poder Ejecutivo intransigente y antidemocrático. No hay justificación alguna
para que en nombre de una revolución se le haga tanto daño a pueblo alguno».
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