El régimen cree estar ganando la partida en lograr una sociedad chata, de autómatas sin disciplina ni deseo de superación. Pero mientras existan soñadores dispuestos a hacer realidad sus ideales, como los entrenadores olímpicos, siempre habrá esperanza de resurgir hacia la sociedad pujante que merecemos.
Tal Cual
Política / Jueves 31 de octubre de 2013 / p.6
AL COMPÁS DE LA CIENCIA
GIOCONDA SAN BLAS y RAFAEL SÁNCHEZ*
SUMANDO Y RESTANDO
Las Olimpíadas Matemáticas
comenzaron en Venezuela en 1975 bajo el auspicio del Ministerio de Educación, a
través del Centro Nacional para el Mejoramiento de la Enseñanza de la Ciencia que organizó
y fomentó la actividad a nivel nacional, también en química y física, con ánimo
de estimular el talento en los jóvenes. Hasta que en 2003 el ministro A.
Istúriz las eliminó porque su presunto elitismo iría a contravía de la igualdad
exigida por la ley.
Trocando escollos en retos, un
decidido grupo de profesionales mantiene las olimpíadas matemáticas, con modesto
apoyo de entidades privadas. Son muchas
las preseas obtenidas, a tal punto que las 3 medallas de plata y 11 de bronce ganadas
en certámenes mundiales entre 1988 y 1998 crecieron a 3 de oro, 10 de plata, 20
de bronce, 18 menciones y dos copas en el período 1999 a 2006.
Las pruebas internacionales son
ahora más exigentes y por tanto, también lo es el entrenamiento de dos años exigido
a los jóvenes. No obstante, los logros han sido sustancialmente menores en el
período 2007 a 2013: 2 medallas
de plata, 11 de bronce y 21 menciones, esto mientras países vecinos (El
Salvador, Colombia, Ecuador) suben peldaños en la clasificación olímpica, en
buena medida entrenados con el material colocado en red por nuestros docentes
para el estudiantado venezolano.
Mientras
la Federación Mundial de Competencias Matemáticas Nacionales reconoce los
méritos de estos profesionales al otorgar el premio Paul Erdos en el año 2010
al Presidente de nuestra asociación local, sus esfuerzos no se reflejan en los resultados
finales.
Contra
la creatividad requerida de los concursantes conspira la baja calidad de la
enseñanza de las matemáticas, que sólo exige la memorización de conceptos y más
recientemente, el declinante compromiso de los competidores y sus familias al
arduo entrenamiento requerido para concursar con éxito.
Es
como si poco a poco nos acostumbramos al mínimo esfuerzo como motor de nuestras
vidas, dando al traste con cualquier empuje dirigido a desenvolvernos en la
sociedad de conocimiento del siglo XXI.
Cuando
la Constitución nos habla de que “toda persona tiene derecho a una educación
integral de calidad, permanente, en igualdad de condiciones y oportunidades”
(art. 103), el régimen sólo lee hasta allí, sin percatarse de que lo que sigue:
“sin más limitaciones que las derivadas de sus aptitudes, vocación y
aspiraciones”, es la nuez diferencial entre el rasero del igualitarismo por lo
bajo y la oportunidad de crecimiento a través de la equidad.
El
régimen cree estar ganando la partida en lograr una sociedad chata, de
autómatas sin disciplina ni deseo de superación. Pero mientras existan soñadores
dispuestos a hacer realidad sus ideales, como los entrenadores olímpicos,
siempre habrá esperanza de resurgir hacia la sociedad pujante que merecemos.
*Presidente de la Asociación Venezolana de Competencias Matemáticas
También en: http://www.analitica.com/va/sociedad/articulos/5932637.asp
*Presidente de la Asociación Venezolana de Competencias Matemáticas
También en: http://www.analitica.com/va/sociedad/articulos/5932637.asp
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